Te regalo una historia… Cecilia, Milano
Recuerdo haber participado como visitante de inmediato, desde el primer Meeting en 1980, el año de mi diploma de enfermería.
Recuerdo los paseos con los amigos desde el centro de Rimini hasta la antigua feria. Yo era joven y siempre “corta de dinero”, pero la amplia variedad de apartamentos, hostales y hoteles que ofrecía Rímini y sus alrededores hacía posible encontrar alojamiento para todos los bolsillos.
Un día una amiga de Brianza me dijo: “¿Pero por qué no haces la Hostess? ¡Sabes un poco de inglés y es una experiencia maravillosa!”. Nunca lo había pensado y, enseguida, en 1984 me propuse.
Desde 1984 he vuelto varias veces como acompañante, apasionándome cada vez más por este tipo de actividad muy cercana a mi sensibilidad como enfermera (servir y ayudar a los demás) y a diferentes habilidades que usaba en mi trabajo también en el ámbito organizativo. Me encantó conocer invitados y personajes y hacer todo lo posible para que se sintieran a gusto, ayudándolos en sus necesidades más concretas y, al mismo tiempo, haciéndoles conocer el alma del Encuentro, el espíritu que movía a todos: ¡fue realmente apasionante!
La edad avanzaba y ya no era oportuno ser Anfitriona: ¡démosles paso a las muchachas bonitas! Así que ayudé como guía de la exposición, a pedido de mis amigos los monjes de la Cascinazza, Con nuestras manos, pero con tu fuerza. Las obras en la tradición monástica benedictina, en 2006. ¡También fue una experiencia maravillosa! La última vez como voluntaria fue en 2013. Desde 2014, además de los compromisos laborales, la salud de mis padres cada vez más ancianos no me permitía ausentarme toda la semana y participé un día o dos como visitante. Y llegó la Special Edition 2020. Se suponía que sería el año internacional de las enfermeras y obstetras y... fue el año del comienzo de la pandemia del SARS CoV-2. Con mis padres en el cielo pude volver a ser una “ambassador” voluntaria, encargarme de las traducciones al inglés desde casa y finalmente participar toda la semana con el legendario grupo Donaora en 2021.
El Meeting es para mí el ejemplo más brillante de cómo la fe se hace cultura. ¡Y qué cultura! Es capaz de encontrarse con cualquiera, de dialogar con todos y de valorar hasta el más mínimo aspecto del otro, cualquiera que sea la historia, creencia, etnia, religión, etc. Esta es precisamente la Iglesia Católica, la iglesia de Fratelli Tutti. Este es el Meeting, que se convierte verdaderamente en una escuela de paz, “para la amistad entre los pueblos”. Para mí fue así en el trabajo como en todos los encuentros internacionales, hasta conociendo a gente del otro lado del mundo.
¡Quién sabe lo que nos depara el futuro a mí y a nosotros! Reanudar el trabajo voluntario toda la semana no fue fácil, después de todo, ahora tengo 63 años.
Pero una cosa es cierta: ¡EL MEETING DEBE CONTINUAR!