Caras que construyen… Paolo Zambelli

25 agosto 2024
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La necesidad de estar ahí

El programa del Meeting ofrece al visitante una amplia variedad de opciones, que incluyen congresos, exposiciones e iniciativas de diversa índole. Cada día, decenas de invitados de todas partes del mundo son invitados a expresar su pensamiento y su experiencia sobre cuestiones relevantes en múltiples campos. Para que esto suceda, se necesita una maquinaria organizativa lo más eficiente posible y un grupo de personas que se encargue de mantener bien engrasados los engranajes.

Paolo Zambelli es uno de los voluntarios del Departamento de Relaciones Exteriores, la oficina encargada de garantizar el bienestar de todos los invitados, conocidos o menos conocidos, del Meeting durante su estancia en Rímini. Desde la elección del hotel hasta los traslados, desde la acogida hasta el acompañamiento en la feria, todo entra en la jurisdicción de esta secretaría y cada nombre, información o imprevisto debe ser registrado. Paolo es de Romaña, ingeniero y actualmente trabaja en una empresa sanitaria, y trata de reservarse un espacio de sus vacaciones para su "cita ineludible". "Conocí el Meeting gracias a mis padres, que me llevaban cuando era niño, y recuerdo que en aquella época me gustaba jugar en las escaleras mecánicas de la antigua feria. Durante la secundaria empecé a hacer voluntariado con mis amigos y en la universidad ayudaba en el pre-meeting. Desde hace unos años he vuelto a hacer voluntariado y he desempeñado muchas funciones, pero, aunque cambien mis compañeros o las tareas, el Meeting sigue siendo una cita ineludible". La primera manera de vivir esta experiencia es ponerse al servicio, insertándose en una realidad que no conoce género ni edad porque es capaz de involucrar y provocar a cualquiera.

Pero para dar vida a algo tan complejo y articulado se necesitan un despliegue de energías y una inversión de recursos considerables. Por eso, la opción "Donaora" también constituye una oportunidad importante para recaudar contribuciones, pequeñas o grandes, y sobre todo para que todos aquellos que valoran el Meeting puedan dar algo para que la manifestación siga viviendo y creciendo.

Pasan los años, pero lo que más hace brillar los ojos de Paolo siguen siendo los muchos jóvenes y adultos que se lanzan a la empresa del voluntariado y que provocan en él una fuerte reflexión: "Incluso cuando me quedo encerrado en la oficina no me siento aislado porque las azafatas y los auxiliares tienen tal dedicación que se convierten en nuestros ojos y oídos. Sus relatos nos llenan los días y, a través de ellos, vivimos el Meeting. Creo que el Meeting no es solo una manifestación, sino las personas que participan en ella". Personas animadas por la búsqueda de un sentido y por la necesidad de bien que no se agota en una semana de finales de agosto, sino que acompaña el camino de cada individuo.