En el #meeting22 nos encontraremos con Rosario Livatino.

Magistrado y juez siciliano, asesinado hace 32 años por la Stidda, organización criminal de tipo mafioso y proclamado beato hace un año por el Papa Francisco.

La LAF - Libre Asociación Forense está trabajando para realizar una exposición inédita.

Se pusieron en las huellas de su vida, entrevistaron a 22 de sus amigos, familiares y muchos colegas, de los que se había convertido en un punto de referencia.

Los amigos decían que tenía una "mirada sabia sobre la realidad" por la profunda inteligencia al estar frente, no solo a las personas, sino a los fenómenos sociales y criminales con los que se topaba. Recuerdan la extraordinaria laboriosidad y eficacia de su trabajo al respetar de manera sorprendente todos los plazos procesales, produciendo siempre sentencias particularmente cuidadas en todos los aspectos. No estaba solo en juego la capacidad de interpretar y aplicar la ley, sino la exigencia profunda de una relación con la persona que debía ser juzgada. Una relación pura, es decir, respetuosa hasta el fondo de los hechos que conciernen a la persona, y por tanto de la ley que se refiere a estos hechos, sin ningún forzamiento o esquema preconstituido.

¿De dónde nacía esa mirada?

La herencia que Livatino dejó no es solo para los que administran la justicia.

En efecto, no conoceremos a un hombre perfecto, sino a un hombre verdadero, como sintetiza su frase más célebre: «Cuando muramos, nadie vendrá a preguntarnos cuán creyentes hemos sido, sino creíbles»