Estamos construyendo el Meeting de este año en un momento histórico, que nos hace recordar que la paz y la civilización no son en absoluto obvias y no nacen de un automatismo que se reproduce una vez iniciado.

La guerra contra Ucrania en su brutalidad devastadora, como tantas otras guerras crueles en lugares más lejanos, nos dicen que la paz necesita ser construida y buscada día a día por personas libres en busca de lo que es verdadero, de lo que es justo, superando prejuicios e ideologías.

La urgencia de una transición ecológica, la búsqueda de una economía más sostenible y sobre todo los grandes desafíos educativos, nos hacen conscientes de que la sociedad misma necesita ser construida sin descanso en una renovación continua de las relaciones.

Una humanidad auténticamente humana solo existe si vive de una responsabilidad, de una solidaridad, de una caridad que nacen y renacen de la libertad - y a su vez la alimentan.

Sin esta humanidad, sin esta cultura, los hombres se convierten en bárbaros.

Esta cultura no se ve pero se puede encontrar, no se ve, pero engendra civilización, y la civilización puede cambiar el mundo.

El Meeting siempre ha sido un lugar de cultura.

El Meeting construye cultura para que cada uno pueda descubrir y redescubrir una pasión por la propia vida, y pueda descubrir y redescubrir que con esta pasión, se le llama a la construcción de la “civilización del amor” a la que nos invitó San Juan Pablo II al Meeting hace 40 años, en 1982.