Gino Severini. Una pasiòn por el arte entre Cortona y Parìs
Archivio Fotografico MAEC – Museo dell’Accademia Etrusca e della Città di Cortona
Curada por Pierangelo Mazzeschi
En colaboracion con Comune di Cortona, MAEC, Accademia Etrusca, Romana Severini Brunori, Stefano Parati, Lucilla Lazzeri e Flavia Russo Grazia Sestini con el Patrocinio de la Provincia de Arezzo
La exposición se propone como un camino que permite a los visitantes conocer a Gino Severini cuya vida artística está totalmente entrelazada con su camino humano.
La exposición se centra en la obra -prestada para la ocasión por el Maec de Cortona- “Maternidad” de 1916, una de las más importantes pintadas por Severini, un claro ejemplo de la vuelta a la tradición y la convergencia entre el pasado y el presente y un signo de belleza y plenitud, pero en el que el germen de la muerte ya está contenido, ya que, el niño representado en la obra, el pequeño Antonio, el segundo hijo del pintor, moriría repentinamente poco tiempo después.
A partir de aquí se despliega el itinerario expositivo, presentado a través de grandes imágenes, vídeos y citas, que permiten al visitante conocer la biografía artística de Severini, que vive en contacto con lugares, como París y personajes, como Picasso, Apollinaire, Paul Fort y Modigliani, fundamentales para la cultura del siglo XX cuyas luces pero también la fragilidad, las exclusiones, las contradicciones y el dolor el vé.
Con la ocurrencia de acontecimientos desafiantes y dolorosos y a través del encuentro con hombres significativos como Maritain, Mounier, Rouault y Chagall, Severini vuelve a descubrir la fe de la infancia, que, a través de la realización de diferentes obras, lo llevará a lo que es más significativo el Vía Crucis, hecho en Cortona a petición del Obispo como Ex Voto en Santa Margherita da Cortona que preservó la ciudad de los bombardeos.
En el Vía Crucis, cuyas todas las reproducciones fotográficas estarán expuestas, Severini representa el dolor del hombre -que para él se convierte en la feliz coincidencia, de su regreso a Cortona- para revivir y compartir, a través de la técnica del mosaico, la primera gran técnica pictórica, elegida y exaltada, por el arte cristiano primitivo, el dolor y la esperanza.