Sabino Cassese, Juez emérito del Tribunal Constitucional; Igor De Biasio, Administrador Delegado Arexpo; Marco Fioravanti, Alcalde de Ascoli Piceno; Alberto Gambescia, Administrador único EUtalia (Ministerio de Economía y Hacienda), editor de la Revista Italiana de gestión pública; Christian Malangone, Director General del Ayuntamiento de Milán. Modera Salvatore Taormina, Coordinador del Departamento de Instituciones y Administración Pública de la Fundación para la Subsidiariedad.

La irrupción de la pandemia a nivel mundial ha constituido un dramático banco de pruebas para la resistencia social, económica e institucional de nuestro país. Un impacto del todo peculiar ha tenido que afrontarlo la Administración Pública, institucionalmente llamada a garantizar el funcionamiento de las oficinas y de los servicios en todo el territorio nacional. Una solicitud con respecto a la cual nuestras estructuras públicas se han encontrado del todo desprevenidas, exponiendo despiadadamente esos límites “culturales”, organizativos y estructurales ya objeto, desde hace décadas, de malestar y de debate, incluso entre los no profesionales, así como los intentos de reforma del último cuarto de siglo.
Al mismo tiempo, precisamente el desafío de la pandemia ha hecho surgir un protagonismo de la persona, en términos de motivación y competencia, como elemento fundacional del valor reconocible del servicio público, como ha parecido evidente para el servicio sanitario, así como una experiencia del smart working capaz de devolver centralidad y concreción, incluso entre luces y sombras, a la pregunta sobre el sentido y la utilidad del trabajo público y, por último, una renovada relevancia de la relación con el Tercer Sector en óptica de co-diseño de las intervenciones.
Ante la puesta en marcha de las acciones del PNRR en materia de formación y reclutamiento del personal público, y la explosión desestabilizadora de la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, cabe preguntarse qué ha quedado realmente sobre la mesa, a poco más de dos años, de ese consciente impulso hacia el cambio de nuestro aparato público.